jueves, 11 de diciembre de 2014

Making Off


64 horas de trabajo son bastantes, la verdad. Cámaras al hombro, mochila a la espalda y tuppers en la mano Eduardo, Andrés y Alberto se recorren todo madrid. Agujetas en las piernas, seguratas echandoles de mil sitios, una cámara inmanejable, sus madres preguntando qué hacen llegando a casa a esas horas... Los tres pobrecicos, que no tienen otro nombre, pululan por ciudad capital de un lado a otro durante tres días como perdidos entre tanta luz, tanto ruido, tanta gente y tanto coche.

 Solicitudes, solicitudes para solicitar reuniones que permitan solicitar grabar, aunque sea un planillo. Funcionarios posesos por el demonio de la burocracia que les miran con cara de pocos amigos al preguntan, inocentes de ellos, si podrían permitirles grabar dentro de los edificios.
  - Queríamos preguntar si podríamos grabar, que queremos hacer un proyecto para la universidad, un documental sobre arquitectura, Antonio Fernández Alba, y tal…

 Pues aquí no se solicita chicos, es en la otra puerta, yo soy de información, no de  procedimientos de solicitud. Que no se por que me mandan a todo el mundo a mi hoy. Pero bueno, teneis que rellenarme unos papeles para poder ir allí. A ver ¿Me dejáis los DNIs? Vale, pues con esta pegatina tenéis que ir a seguridad para dejarles este papel sellado y que se queden con vuestros DNIs hasta que terminéis de hablar con los que llevan las peticiones de reunión para ver si os conceden la autorización de grabar.

Las opiniones dejan de quedarse para los adentros y poco a poco los nervios se alteran:
            - Les van a dar por (...) hombre... Para esto no hacemos ningún plano de interiores      aquí. Ala vámonos.

Sabiduría divina que van cogiendo poco a poco les permite apañarse mejor cada día. De las tres interminables jornadas que graban, el primer día lo pasan haciendo la pelota a funcionarios indolentes y depresivamente anodinos; el segundo lo pasan trotando, como peleles de aqui para allá y el tercero aprovechando el tiempo al máximo e incluso tomando una yonquilata en El Retiro bajo el sol y sobre la hierba suave.

- Oye pues nos ha cundido chavales. No va mal la cosa.

Los momentos de orgullo por el trabajo hecho se intercalan con los de dudas por si dará tiempo a a acabar. Todo es impredecible, agradable y desagradable, delicioso, y naturalmente caótico.

- Tú, tú, tú. Yo tengo que irme a casa, que pierdo el último bus.
- Meu, pues yo no puedo hacerlo ahora, tengo que ir a lo de las prácticas.
- Puff, pues creo que no podemos ninguno, y esque encima tenemos en los próximos diez días cinco exámenes, dos exámenes de libros, una conferencia y las reflexiones.
- Y el sonido duplicado, puf, puf, puf... ¿Y el blog?

Aprenden a hacerle un poquillo la pelota al que hay que hacérsela, consiguen que les cuelen al Observatorio, al Edificio de las Flores. Acaban hasta escondiéndose de unos soldados para grabar de estrangis. Por Madrid andan y andan los tres haciendo balances de blancos con las camisetas a falta de un mísero folio, son un espectáculo digno de ver.

 Pero no todo es cargar con mochilas, trípodes y cámaras. No todo se reduce a ir con prisa a todos los lados y comer andando o en los trayectos en metro o autobús. Cuando llegaron a los puestos de edición apenas sabían como alquilar o reservar. Tras unos cuantos ( demasiados) días editanto, los del almacén les acaban diciendo hasta mañana en vez de adios, aprendiéndose donde están y como se llaman sus proyectos y levantando la mirada cada día que les veían aparecer como diciendo 'ya están aquí éstos otra vez'.

No está perfecto, obviamente, pero tampoco está mal ¿No? Se han quedado devorados pero yo que se, se lo han pasado bastante bien al final. Se llevan el vídeo en un pen ansiosos por enseñárselo a todo el mundo, y que les digan, joer que chulo, tal. Al final se lo han currado los chavales.




Los Cimientos de Madrid



Breve revisión de varios edificios significativos de la arquitectura madrileña de las últimas décadas

La arquitectura de Madrid

Un nuevo episodio de devastación urbana acaba de ser denunciado por ciertos sectores de la prensa diaria (EL PAIS, a la cabeza), conscientes y atentos a los procesos de deterioro y cambio que hoy sufre Madrid. El reducido patrimonio del racionalismo madrileño se ha visto menguado en un pequeño, pero significativo trabajo del arquitecto Casto Fernández Shaw: la estación de gasolina de la calle Alberto Aguilera. Podría ampliarse la crónica con el relato de recientes objetos urbanos, de análogos o distintos períodos, lamentablemente venidos a los suelos, aunque describir y contabilizar la destrucción sistemática del exiguo patrimonio arquitectónico de nuestra ciudad había de exceder con creces la pretensión de estas simples acotaciones.La ciudad de Madrid se ve acosada por los fenómenos que controlan y configuran típicamente cualquier urbe capitalista de nuestro tiempo:, estratificación, segregacióny despersonalización de sus espacios, producto de la crisis estructural que se inscribe en la cultura moderna y cuyas consecuencias en el equilibrio económico-político mundial dejan en evidencia a todo un sistema de poder institucionalizado a niveles tales, que, de hecho, supera la capacidad de los centros de decisión tradicionalmente admitidos. Y es esta circunstacia, por lo que a la ciudad atañe, la que condiciona, a las claras, su planificación y construcción a un proceso de manipulación unidireccional del espacio urbano. Destrucción sistemática, requerida por las leyes del mercado mundial y local, junto a una construcción indiferenciada en tomo a las plusvalías que genera el cambio. Dos procesos aparentemente antagónicos y realmente fórmalizadores de la antiarquitectura que a diario surge en la ciudad, con la consiguiente desaparición de modelos tan operativos como de fácil conservación y acomodo a los nuevos usos (en esta dirección ha de inscribirse la pertinaz destrucción de edificios históricos, alberguen o no un valor estrictamente historiográfico, desde el punto de vista de La Arquitecturacon mayúsculas).
La otra vertiente solicita del proyecto arquitectónico la formalización de un diseño cuyos ámbitos espaciales y visuales sean acordes con los nuevos códigos y sus correlatos sociales. Unos y otros se han esforzado en que la imagen arquitectónica asuma el papel de la restitución formal que postulan tanto los abstractos esquemas políticos (programación y ordenación de supuestas viviendas sociales...) como los símbolos o emblemas tecnológicos en los que quedan reseñados y enfatizados la arrogante ampulosidad tecnocrática.
Viene creciendo Madrid bajo el dominio de una antiarquitectura que produce el par destrucción-construcción, subsidiario, a su vez, de un régimen de dependencia político- económica, indiferente o radicalmente ajeno al contenido específico de la ciudad y de sus moradores. Los brotes, incipientes y apenas meditados, en el incremento de la violencia ciudadana reflejan a las claras la patología de la propia ciudad, físicamente provocada por la arquitectura con que ha sido concebida y alzada: un esquema de estructura metropolitana, en cuya órbita la propia identidad urbana termina por desvanecerse.
Vana resulta la pretensión de justificar el, origen moral de su actual grado de evolución desde su historia, ni siquiera a merced de las alegorías imperiales más inmediatas, ni en atención a la representavidad que su condición de capital del reino le confiere. Ha sido y es Madrid un campo concentrado de experiencias en cuanto a técnicas de expropiación económica, hasta el extremo de configurar, a escala nacional, el arquetipo urbano de la desintegración. ¿Acaso no reproduce, con notoria exactitud, la capital de provincia la imagen y semejanza estructural de la capital?
Tan profundas son sus, contradicciones y tan agudizados sus problemas, que obligan a reclamar de los epígonos del poder actual y de los líderes futuros una radical y urgente actitud beligerante, capaz de proponer algunas soluciones razonables para la reconstrucción y ulterior construcción de nuestra ciudad.
Antonio Fernández Alba, El País, 27 de marzo de 1977

Pagoda, de Miguel Fisac, durante su desafortunada demolición 

miércoles, 10 de diciembre de 2014

Capitol





Construido en 1933. Este edificio es un emblema de la ciudad en plena Gran Vía. Original creación de los famoso arquitectos Martínez Feduchi y Vicente Eced y Eced, este icono es algo más que un elemento recurrente a la hora de representar visualmente la capital española. Tras más de 80 años, este edificio ha convivido con la historia del país.

El celebre cartel de Schweppes , el conjunto del hormigón y el granito modelados bajo la estética del Art Decó. El edificio que aloja el Cine Capitol ha sido también objeto de célebres peliíulas como El Día de la Bestia, de Alex de la Iglesia.



Restauración del Real Observatorio de Madrid, por Antonio Fernández Alba







Una potencia naval como españa necesitaba la astronomía para mejorar la navegación. El enorme imperio de ultramar demandaba una ayuda tecnológica que Carlos III aportó al fundar el Observatorio Astronómico de la marina en el sur del país. Con esta misma intención los reyes encargan al arquitecto Juan de Villanueva la construcción del edificio neoclásico que hoy podemos contemplar. Su abandono tras siglos de uso le llevó a constituirse como un recinto para uso militar. Fue reconstruido en 1970 por Don Antonio Fernández Alba.









Gimnasio Maravillas, de Alejandro de la Sota







Parte del Colegio de Lasalle construido en 1962 en las proximidades de la Castellana, esta construccion puede verse como un gran ejemplo de lo que el mismo arquitecto, Alejandro de la Sota llamaba "ocurrencias". Este arquitecto, enemigo de trabajar en los despachos y amante de lidiar con los problemas arquitectonicos a pie de obra, juega con el techo, hace un gimnasio o que integra las aulas en el aire. Un interior vaciado que facilita el movimiento de los alumnos que practiquen deporte en el complej; simultaneamente otros alumnos pueden recibir clases en el aula que se encuentra integrada en el techo.

La misma disposicion del aula facilita la perspectiva del alumno, aprovecha la luz, y convive con el espacio del gimnasio. Alejandro de la Sota no proyecta en palabras de José Llinas con sistmas compositivos sino con materiales. Así, toma una cerca y la invierte respecto a su posición convencional. Permite hacer de esta azotea un aula utilizable, consiguiendo en palabras del mismo arquitecto una humilde y sincera estética basada en la veracidad de la expresión.

Boca de Metro de Sol, caleidoscopio de Madrid, de Antonio Fernández Alba























Edificio emblemático para turistas y residentes. Los reflejos de esta construcción juegan con la luz del Madrid de los Austrias. La entrada a la estación , diseñada por Fernández Alba, es transitada cada día por más de 70 000 personas.


Ministerio del Aire, de Luis Gutiérrez Soto

Ministerio del Aire







                           “Arquitectura neo herreriana" según afirma D. Antonio Fernández Alba

El actual Cuartel General del Ejército del Aire es un edificio construido en 1939 por el maestro de la arquitectura de posguerra Gutierrez Soto. Antiguo Ministerio del Aire, esta construcción de estilo neoherreriano esta emplazado en el espacio que anteriormente ocupaba la Cárcel Modelo, destruida durante la Guerra Civil al encontrarse en la misma línea de batalla. Esta construccion es parte del proyecto urbanístico diseñado por el régimen. Su porte imperial le valió el sobrenombre de Monasterio del Aire.



El edificio de las flores - Secundino Zuazo- 1931












vista del edicicio en la actualidad

                  “Arquitectura urbana-manifiesto" según afirma la revista chilena Arquichile
MADRID — Construida en 1931 por el arquitecto Secundino Zuazo, este comlplejo residencial      ha sido habitado por personalidades del calibre del poeta Pablo Neruda. la decoración vegetal que le da su conocido nombre funde el color verde con el rojo del ladrillo. Un color que que esconde bajo una superfice una novedosa distribución interior. 
Edificio durante la Guerra Civil española en 1937

El El edificio sufrió grandes desperfectos durante la Guerra Civil. En la contienda, un obús nacional impactó contra la zona superior de la fachada dada la proximidad de este edificio al frente de batalla. 

The 3rd and the 7th, documental sobre arquitectura




El cortometraje presenta y explica, en los 12 minutos de duración, un conjunto de edificios contemporáneos emblemáticos1 totalmente desnudos, donde apenas hay nada más. Ellos son los auténticos protagonistas: en todo el film solo están presentes la arquitectura, la luz, los materiales, la naturaleza y la cámara fotográfica. Una cámara estratégicamente situada que mayormente funciona de forma autónoma y solo parece necesitar de vez en cuando al fotógrafo que aparece ocasionalmente para enfocar y preparar la escena. Podría decirse que además de la ausencia de personas, uno de los grandes ausentes es el tiempo, que parece haberse parado y solo lo podemos percibir de vez en cuando a través de los cambios de luz, el movimiento de las nubes y de la vegetación o el desgaste de los propios materiales.
Todo ello ayuda a crear una atmósfera de tranquilidad, perfección y atemporalidad, casi zen2, que se transmite en todo el film. Contrariamente a lo que podría parecer en un principio, esta atmósfera provoca que el observador, lejos de sentirse ajeno a las obras presentadas llegue incluso a empatizar con ellas. A medida que transcurren los minutos vemos cómo la sucesión de detalles, primeros planos... que mostravan las primeras imágenes se vuelven cada vez más generales y permiten no solo reconstruir mentalmente los fragmentos que forman el todo de cada uno de los edificios que protagonizan el corto sino que además nos transportan y permiten experimentar casi las mismas sensaciones que sentiríamos si estuviésemos allí mismo. Y sin embargo no es el único cambio importante que se produce: el componente de irrealidad que podía observarse puntualmente al principio se va haciendo cada vez más patente y exajerado hasta el punto de que al final del metraje el secreto del film se hace cada vez más evidente hasta el punto de volverse innegable: ni las imágenes, ni las situaciones que muestra, no son reales. Las imágenes que parecían fotografías son en realidad imágenes sintéticas realizadas íntegramente por ordenador y todo ha sido un engaño. Un engaño muy convincente.
Cuando termina el corto el observador no puede hacer otra cosa que preguntarse: ¿es real lo que he visto? ¿es mentira? ¿Existen estos edificios? Para poder contestar estas preguntas es necesario analizar el concepto de post-fotografía, un nuevo paradigma que "cuestiona la vieja convicción de que la evidencia (foto)gráfica resulta inseparable de una realidad prévia representada allí mismo" (Alberdich Pascual & San Cornelio Esquerdo, 2011), que permite la creación de un nuevo medio desligado de las limitaciones físicas y, sobretodo, es necesario ver cómo se aplican sus características a este cortometraje.
Fotograma del film en el que se muestra un plan general de la biblioteca de Exeter y un detalle de sus texturas
Imagen digital
Bill Ostendorf señalaba que el cambio funcional de la post-fotografía se debe principalmente al abaratamiento y cotidioneidad de la manipulación digital y a la fotografía digital (Ostendorf, 1996) y en este sentido The 3rd and the 7th es paradigmático ya que está totalmente realizado de forma digital. Para entender la magnitud de las implicaciones de esta afirmación es necesario entender el proceso de creación del film. Todos estos pasos pueden verse ejemplificados en otro vídeorealizado por el mismo autor (Roman, 2009b) y se pueden resumir en las siguientes etapas: modelado y texturizado; iluminación; renderizado y postproducción.
En esta caso, todas y cada una de estas etapas se han realizado por la misma persona (algo que no hace sino evidenciar la tesis de Ostendorf relativa al abaratamiento3 de los procesos) y de forma digital. Se ha construido un modelo de cada uno de los edificios y elementos naturales que aparecen allí; se les ha aplicado unas texturas que simulan, de forma muy convincente, sus materiales reales; se ha iluminado la escena de forma análoga a cómo se haría si se tratase de una película o una fotografía y finalmente se han aplicado filtros y efectos a la animación calculada (renderizada) por el ordenador con el objetivo de enfatizar su expresividad y cualidad final. En ningún momento ha intervenido una cámara fotográfica o de vídeo, un modelo real o ni tan siquiera un escenario. Todo se ha generado dentro de un mismo ordenador y eso no deja de evidenciar el hecho más importante de todos: la realidad no se ha representado como venía haciéndose hasta ahora, sino que se ha construido, literalmente. Y de rebote se ha hecho añicos la limitación de representación que tenían las cámaras hasta el momento (Berenguer, 1991).
Realidad vs virtualidad
Imagen virtual de la biblioteca de Exeter donde la ausencia de libros alerta sobre la irrealidad de la imagen
Esta nueva realidad se singulariza por el hecho de que en lugar de estar construida por hormigón, madera o ladrillo se han utilizado únicamente bits y por tanto hay una ausencia total de las leyes físicas a las que estamos sometidos en el mundo real y esto supone un nuevo tipo de libertad. Y sin embargo, no podemos decir que el objetivo de The 3rd and the 7th sea engañar:  pese a las situaciones, la calidad de las imágenes, de los materiales, las texturas y la iluminación... buscan el realismo, el autor saca partido de esta libertad para dejar un rastro de pistas que indican que el que estamos viendo no existe, sino que es una recreación.
 Estas pistas comienzan de forma sutil presentando un mundo casi perfecto, harmónico, sin personas, sin ruidos, con bibliotecas inmensas con estanterías totalmente vacías o edificios simétricos ubicados en contextos imaginarios que se vuelve cada vez más evidente a partir de manipulaciones como por ejemplo árboles que crecen dentro de un museo grácias a nubes mágicas o gotas de agua gigantes flotando en el lucernario del Auditorio de Barcelona. Este juego de situarse entre dos mundos y cruzar de dos mundos y crear contínuamente sus fronteras provoca en el espectador la sensación descrita anteriormente de preguntarse si lo que se está viendo es real o no.
Realidad y ficción: la imagen superior reconstruye el pabellón aleman de la Exposición Universal de Barcelona del 1939 y lo descontextualiza y lo hace simétrico. La fotografia inferior (de EstudiBLAU) muestra el pavellón real
Nuevo lenguaje
Pese a todo, preguntarnos si lo que hemos visto es real o no, no deja de ser casi irrelevante: al fin y al cabo el proceso de virtualización en realidad expresa una continuidad a lo largo del proceso de hominización que empezó con la virtualización de la primera realidad: el lenguaje (Lévy, 1999). Lo que sí es necesario preguntarse es qué aporta esta manera de hacer y por qué lo hace como lo hace. Así pues, la respuesta de Roman a la pregunta podría ser que lo que busca es la construcción de una ficción basada en la realidad (virtualización) que le permita amplificar la capacidad creativa de la cámara. Para conseguirlo, necesita la creación de un lenguaje propio (Berenguer, 1991) que no toma como referentes otros modelos virtuales4, sino a la fotografía profesional, el cine5 y la publicidad (Roman, 2010) y los lleva más allá para crear un trabajo con una clara vocación de transmitir sensaciones que trasciende al manierismo o a la mera descripción.

Sobre el autor

Alex Roman es el pseudónimo que ha elegido Jorge Seva para realizar proyectos independientes como el que nos ocupa. Roman es un alicantino nacido en 1979 que después de recibir formación artística se trasladó a Madrid en 1999 para dedicarse a la creación de imágenes sintéticas, especialmente dentro del mundo de la arquitectura para diferentes empresas de Visualización arquitectónica o ArchViz (Roman, 2010). Cansado de representar de la misma forma los edificios según las especificaciones de los clientes quiso realizar un cortometraje que sirviese de excusa para poner a prueba sus conocimientos, investigar formas de representación de naturaleza y para experimentar con formas de presentación más artísticas de la arquitectura (Roman 2009a). Después de un año y medio "sabático" en el que Roman deja su trabajo para centrarse en su proyecto, nace The 3rd and the 7th, un corto que explora las relaciones entre el tercer arte (arquitectura) y el séptimo (cine) y que, en palabras de su propio autor, es mucho más ambicioso y tiene mucho más metraje de lo que imaginaba antes de empezar.

Bibliografia

Entrevista a Fernández Alba por Eduardo Llandres, Alberto Ciruelos, y Andrés Fernández-Albalat
Artículos del país, Fernández Alba, 1977
Obra de Alex Roman, en Youtube
Web de C. Cámara
  • 1.

  • Entre las obras que nos muestra the 3rd and the 7th destacan el pabellón aleman que realizó Mies van der Rohe para la exposición universal de Barcelona del año 1939, la biblioteca de Exeter de Louis Kahn, el auditorio de Barcelona de Rafael Moneo, el Milwaukee Art Museum de Santiago Calatrava, la Mt. Fuji House de Satoshi Okada o el museo histórico de Chikatsu – Asuka de Tadao Ando
  • 2.Alex Roman afirma que l'estètica minimalista dels arquitectes japonesos li resulta molt inspiradora (Roman, 2009a) i no ha de sorprendre, doncs que això sigui un resultat buscat des del principi.
  • 3.Podría argumentarse que el precio elevado de las licencias de los programas utilizados y el precio de las muchas horas dedicadas a su realización no es económico, pero lo es si lo comparamos con lo que supone tener que desplazarse a todas las localizaciones, el equipo fotográfico y la contratación de un equipo técnico. Pese a todo existen programas de software libre alternativos que ofrecen prestaciones similares de forma gratuita (Cámara Menoyo, 2011)
  • 4.El propio autor afirma que si lo hiciese llegaría a cometer errores relativos a la construcción de esta realidad virtualizada que se traducirían en un error absoluto que no haría creíble el resultado (Roman, 2010).
  • 5.El corto está lleno de alusiones directas a Hitchock y a Gattaca. Del primero utiliza el recurso de hacer aparecer al director en sus films (en este caso en forma de fotógrafo – Roman 2010), y del segundo extrae la banda sonora y, quizá, la forma de presentar los edificios como poseedores de personalidad propia y generadores de una atmósfera reconocible.